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LOS DÍAS DE FREDERICA Y PETRA COMO SIRVIENTAS I

Frederica y Petra.

Una de las dos historias centradas en Frederica y Petra, contándonos como Petra fue escogida como maid en la mansión Roswal y como Frederica la va instruyendo. La primera historia a su vez se divide en tres pequeños capítulos.

Capítulo 1

Ese día, Frederica Baumann, la actual cabeza de las sirvientas en la mansión Roswaal, se encontraba firme y tranquila, como debía ser una sirvienta según las palabras de su anterior mentor. Esta se encontraba con Petra Leyte, la cual había venido para pedir la vacante de sirvienta, la cual se buscaba personal. Ambas comenzaron a discutir sobre el puesto mientras disfrutaban de un té y algunos aperitivos.

Lo primero que Frederica evaluó fue la apariencia, que era fundamental según su mentor, a lo que Petra tuvo una puntuación casi perfecta. Nuevamente Frederica por décima vez preguntó si ella entendía que la vacante era para trabajar y no para jugar, a lo que la niña volvió a afirmar con la cabeza, contestando que ella no vendría a la mansión para jugar, aunque sí que lo hizo anteriormente cuando Subaru la invitó.

Al escuchar dicha respuesta, Frederica se sorprendió un poco y con esto pregunto finalmente si tenía la determinación necesaria, a lo que Petra volvió a responder con un sí, intercambiándose las dos una sonrisa y terminando la conversación.

Capítulo 2

La posición que había solicitado Petra era la de ser una subordinada de Frederica, ya que Frederica no podría manejar sola esta enorme mansión. Frederica para mantener toda la mansión había solicitado una ayudante, pero dada a la urgencia el reclutamiento se limitó al pueblo cercano, pero no se esperaba que el único solicitante fuera una niña de doce años.

Frederica, con la duda final de si aceptarla o no, se tomó su tiempo para pensárselo, ya que ella necesitaba una ayudante urgentemente, pero el tiempo que tardaría en formar a Petra sería demasiado, el cual no tenía, por lo que decidió preguntarle qué sabía hacer exactamente, a lo que ella respondió que ya estaba familiarizada con la mayoría de las habitaciones de la mansión ya que Subaru se la mostró a todos los niños cuando vinieron.

Frederica, totalmente descolocada, dijo que las oportunidades de mostrar la mansión son rarísimas, a lo que ella responde que Subaru los invitó para mostrársela y de paso jugar al pilla pilla, habiendo escuchado eso por segunda vez, la sirvienta se quedó completamente sin palabras.

Petra pidió a Frederica que no lo regañara por eso, ya que era uno de los puntos fuertes de Subaru y que además se aseguró de obtener un permiso de Roswaal, así que no debía ser ningún problema. A su petición, ella decidió olvidar lo escuchado, ya que tenía muchas expectativas sobre Subaru por lo que había escuchado de la gente, pero esta última información sobre él la había descolocado.

Cambiando de tema, Petra siguió explicando que era muy buena cosiendo, había comenzado a aprender a cocinar hace mes y medio, después del incidente de las mabestias. Aun escuchando todos esos puntos a su favor para contratarla, Frederica veía un gran problema en su edad, ya que esta mansión participaba en la elección real, por lo que todo lo que ella hiciera se reflejaría en su dueño, así que no podría usar su edad como excusa en ningún comportamiento inapropiado.
A esto, Petra respondió seriamente que ella estaba aquí por una persona muy especial que le interesaba y por ello no puede darse por vencida. Al haber escuchado eso, Frederica finalmente decidió aceptarla como su ayudante, así que Petra le dio las gracias. Como última petición, Frederica le dijo que desde ahora debía llamarla “Frederica nee-sama”, que era como una costumbre entre las criadas veteranas y las recién llegadas.

Capítulo 3

Frederica se encontraba en la casa de los Leyte hablando con la madre de Petra, ya que era algo fundamental el dejar algunas pautas claves con los padres de su ayudante. La madre le pidió a Frederica que cuidara de su hija y afirmó que se veía como una persona amable, algo que la tranquilizaba a la hora de dejar a su hija a su cargo. En respuesta, Frederica también le dio las gracias por permitirle a su hija ayudar en la mansión.

La madre, que parecía ocultar algo, decidió contar la verdad detrás del reclutamiento, y es que Petra discutió tanto con las otras chicas del pueblo que decidieron no solicitar el trabajo, dejándoselo a ella. Seguido de un guiño, ella preguntó si no creía que su hija tenía un futuro prometedor, a lo que Frederica contestó con un firme sí.